Pensemos por un momento que nada de lo hasta ahora hemos incorporado como aprendizaje y nada de lo que nos han contado es real. Poner en cuestionamiento absolutamente todo y observar cómo gran parte de esos contenidos los he validado, me los he creído.
Desde Platón, Aristóteles y Eratóstenes ya se defendía la postura de que los planetas tenían forma esférica, pero años después fue la Iglesia la que tiró por tierra estas teorías tachándolas de herejías. No sería hasta Copérnico y Galileo hasta que el ser humano no comenzó a darse cuenta cómo es nuestro planeta y el universo que nos rodea. Ahora casi en la actualidad podemos estar ante otra teoría que daría un giro de 180 grados a la forma de comprender la Tierra y las leyes que hasta ahora la regían. La actual física cuántica habla de que el universo podría tratarse de un holograma que puede representarse en dos dimensiones.
Partiendo de esta base todo el razonamiento y el sistema de creencias por el que hasta ahora nos hemos regido cambiaría muchísimo. Todo podría ser luz. El término cuántico proviene de "quantum" que es la unidad más pequeña que contiene la luz. Los experimentos físicos que se han llevado a cabo en los laboratorios más avanzados demuestran que el nivel más pequeño de materia, el nivel de partículas elementales, todo es energía. Cada uno de nosotros seríamos un sistema de energías en vibración continúa. Es decir que las moléculas de las que se compone cualquier tipo de materia, incluso nuestros cuerpos están en constante vibración. Nuestros cuerpos crean entonces bandas de energía electromagnéticas con una determinada amplitud de onda que les permite, al mismo tiempo, emitir y absorber información. Estamos en continua comunicación con una matriz cuántica universal de carácter holográfico.
Con este preámbulo y entendiendo esto, existen básicamente dos niveles de consciencia. Uno de ellos podríamos llamarlo estado de consciencia horizontal o más comúnmente el estado de consciencia más habitual en el que operamos. Este estado lo llamamos horizontal ya que se podría representar en una línea de tiempo en la cual pasamos la mayor parte recordando (pasado) o imaginando (futuro). En esta franja permanecemos alejados del ser o de la esencia, la percepción es muy limitada y la mente con sus pensamientos es la que gobierna el cuerpo. Este estado nos genera sufrimiento, nos identificamos con las creencias, tratamos desde el control mental que las cosas sucedan de una determinada manera y que en raras ocasiones suceden como las habíamos imaginado. También nos castigamos con sentimientos de culpabilidad al recordar innumerables fracasos donde los "Y si hubiera hecho..." nos mantienen apegados a una situación que ya fue y que no existe, perdiendo la oportunidad de permanecer conscientes a lo que sucede en el presente, en el aquí y ahora.
El otro estado de consciencia se llama consciencia mayor o estado de consciencia vertical. A diferencia del anterior en este se vivencia lo que realmente ocurre, el momento presente, el aquí y ahora. Este estado es un estado en el que se sobrepasa los límites del ego, es atemporal, ilimitado y donde la consciencia plena comienza a percibir los verdaderos y auténticos mensajes del cuerpo. El control se libera ya que comenzamos a darnos cuenta que nada se puede forzar desde la mente para que las cosas sucedan, simplemente las cosas sucederán bajo una leyes incompresibles desde el estado de consciencia habitual.
Bien, hasta aquí podríamos explicar la finalidad que tiene cualquier práctica meditativa que no es más que soltar, aflojar e ir trayendo la atención, a medida que se va practicando, con mayor facilidad al presente. Yo tenía la confusión de que no había otra vía posible de hacerlo que no fuese sentarse en una silla, sobre un zafú, tumbado, recitando mantras y llevar de forma consciente la atención a la respiración, así como registrar las diferentes sensaciones corporales a medida que realizo el ejercicio. En realidad hay múltiples formas de meditar por ejemplo mientras camino, mientras conduzco, mientras friego los platos e incluso realizar ejercicios de "auto-indagación" que nos puede llevar cada vez que lo deseemos más rápidamente a este nuevo estado de consciencia o estado meditativo, por lo tanto llegaría un momento en el que no sería necesario meditar más.
Para entenderlo mejor tenemos "el mundo" (lo que percibimos del exterior en cada momento), "el cuerpo" (nivel fisiológico), "la mente" (los pensamientos y todo un sistema de creencias fruto de la educación recibida y por todos los condicionamientos sociales y culturales. Y por último estaría la esencia o "presencia".
COMO REALIZAR LA AUTO-INDAGACIÓN
COMO REALIZAR LA AUTO-INDAGACIÓN
1º Paso de la Auto-indagación
Cuando la mente gobierna el cuerpo, que no es más que un vehículo más inteligente que la propia mente, es cuando permanecemos en el estado de consciencia horizontal. Un truco para ir tomando consciencia paulatinamente es hacerse la pregunta de "¿Quien observa?". Alguien diría: "podría observar desde mi mente". Bien, esto no es posible, ya que la única función de la mente es la de generar recuerdos o fantasías y es imposible que pueda observarse a sí misma. Sólo puede observar el ser o la presencia y la que puede ser testigo de "qué hago" y "cómo hago" para desoír al cuerpo e ir en una dirección que colisiona con la que el vehículo ha sido ya inicialmente fabricado. Por lo tanto este primer paso es estar únicamente alerta sólo desde los sentidos (que siento, que oigo, que escucho, que veo) y limitarme a observar el flujo de pensamientos sin identificarme con ninguno de ellos. Simplemente mirar si el cuerpo está gobernado por la mente o por el ser o la presencia.
2º Paso
No pretender en ningún caso mantener la mente en blanco ya que eso va en contra de lo que estamos pretendiendo que es soltar, aflojar, no hacer, no resistirme a nada. Lo que si voy a hacer cuando un pensamiento venga será identificar si ese pensamiento es pasado (recuerdo) o futuro (imaginación) y ver si es propio o proviene de algún condicionamiento educacional, social o cultural. El cuerpo gobernado desde la mente intenta revivir las experiencias de nuestros padres.
3º Paso
No pretender hacer porque en realidad nada se puede hacer. No consiste en un "no hacer" quedándome de brazos cruzados, si no intentar no operar ni contactar desde la mente. Simplemente estar en las sensaciones, lo que perciben mis sentidos y con la práctica de todo esto el cuerpo irá progresivamente viviendo tal y como para lo que ha sido diseñado.
4º Paso
Tener muy presente que el cuerpo es un vehículo que controla unas veces la cultura, que repite patrones (lo socialmente esperado dentro del marco cultural de esa comunidad) o la genética desde la cual nunca se repiten dos patrones iguales. Ahora podemos repetir por pasos este proceso que apenas lleva unos cinco minutos cuando nos venga un pensamiento el cual a su vez nos genere una emoción negativa. Es una llave con la que podremos abrir innumerables puertas, sólo tendremos que estar alerta a las nuevas señales que ahí están y estaban, sólo que antes de despertar no nos percatábamos de ellas.
¿Te atreves?